jueves, 17 de septiembre de 2015

El final del verano

El final del verano no llegó aún, como cantaban Pili y Mili en el Dúo Dinámico, aún quedan unos cuantos días según el calendario, pero desde que Agosto se asocia a vacaciones por los churrumbeles y encima tenemos vuelta al cole, se jodió el verano, ya hay horarios que cumplir, nuevas etapas que empiezan, fresquete mañanero y rutina, rutina y más rutina. Hemos disfrutado mucho del veranico y de los minifrikers, esperamos poder dejar constancia por aquí porque tenemos muchas ganas de retomar esto con constancia, pero el post de hoy no es sobre ellos, sino sobre nosotros y el verano.

El otro día hablando Mr y yo de la vida y milagros de los veranos y echando la vista atrás, se me ocurrió preguntarle: "¿Qué te viene a la cabeza si te pregunto por tus veranos de mozo? Tres cosas rápidas y por qué", esto es como el juego de las preguntas rápidas de Friends, no vale pensarlo mucho porque seguro que hay imágenes que nos vienen fácilmente a la cabeza y que las relacionamos con el verano de nuestra juventud, pueden ser tontunas pero son de nuestros veranos. Y así fue como nació el post de hoy, un post nostálgico, pero que tiene cabida aquí para despedir nuestro verano.

Mr.

Mi verano se puede resumir en una palabra: campo. Ya sea porque la gran parte del verano me la pasaba en el Pinar  con mis amigos, o por las numerosas excursiones que hacia con la familia y amigos con los todoterrenos.
  1. Desde que tengo uso de razón íbamos a la piscina del pinar, un pinar a las afueras de Cuenca. Allí predominaba el deporte al aire libre con los amigos, sobre todo fútbol y ping pong, pero en la tradición se imponía la natación y la practiqué durante años hasta que dejé la competición, como todo aquello que te imponen, en cuanto tuve la oportunidad. Éramos un grupo muy poblado de amigos con los que ahora por la distancia apenas tengo relación, pero cuando vamos a ver a los abuelos y coincido con alguno vas corriendo a abrazarlos como a un hermano que hace tiempo que no ves, porque con verlos recuerdas aquellos días en los que todo era diversión y cosas nuevas.
  2. Las excursiones al campo han sido una contestado a lo largo de mi infancia y adolescencia, pero en verano se convertía en un hobbie semanal. Me encantaba sobre todo cuando íbamos a excursiones por el río y recorríamos el cauce equipados con unas Jhayber viejas para no dejarnos los pies con los cantos. Y en cuanto veíamos una poza buscábamos una sitio alto para saltar como descosíos y sin ningún miedo, ahora no se si lo haría, la edad nos hace prudentes. Me encantaban las acampadas con los amigos y como nos dormíamos de agotamiento después de horas de diversión y pedos en la tienda (humor juvenil, ya me entendéis).
  3. Salir después de cenar a las pistas de la urbanización donde viven los abuelos era una costumbre instaurada. Allí principalmente nos dedicábamos a hablar, zanganear y alguna que otra vez acabamos haciendo sesión de cine en casa da alguien echando a los padres del salón.

Commons nala, patalu patalu


Mrs.

Cuando hablo de mis veranos, hablo de mi abuela, es la primera que se me viene a la cabeza. Llegaba julio y ya estaba deseando irme al pueblo con ella, un pueblo de no más de 50 personas censadas pero que en verano se llenaba de gente de varias ciudades y donde yo estaba con mi abuela la mar de a gusto. En ella y el pueblo se basan casi todos mis recuerdos de verano, era felicidad absoluta.
  1. Las tortas recién hechas en la tahona, calentitas y rellenas de nocilla de dos colores, mmmm...aún recuerdo ese olor. Mi abuela me las traía todas las mañanas que hacían, los lunes y los jueves, y era difícil no comerse varias. Ella las conservaba muy bien además, en la panera, encima de una nevera que era igual de chiquitita que ella o en el mueble del salón, no se ponían duras nunca, tampoco les dejábamos mi hermano y yo jeje.
  2. Levantarme escuchando unos pájaros pedorros, pedorros porque hacían como pedorretas, y bajar las escaleras corriendo porque estaba a punto de empezar alguna serie mañanera que no quería perderme mientras desayunaba, de La 1 o La 2, porque más no llegaba... Recuerdo varias que me tragaba: Los rompecorazones, Las gemelas de Sweet Valley, Blossom y no me puedo olvidar de Dawson Crece, la etapa espinilla fue intensa.
  3. Salir con mis amigas después de cenar, era toda una aventura, aunque el destino fuera comerse unas pipas y dar una vuelta por el pilón del pueblo mientras oíamos y suspirábamos escuchando a Bon Jovi en un radiocasete, "loro" en la jerga molona de la época, que había comprado por 11000 ptas ahorradas a golpe de pagas de las abuelos. Eso de llegar a la 1 aprovechándome que mi pobre abuela me dejaba una ventanica que tenía la puerta abierta para que entrase, no tenía precio.
Pues hala hermosos, ya nos hemos puesto moñas un rato después de semanas sin escribir por aquí. Si todavía quedan almas perdidas que quieran compartir sus 3 recuerdos de verano, estaremos la mar de felices de leerlos.

¡Feliz final de verano!

miércoles, 20 de mayo de 2015

Babies of Might and Magic

Cuando estás esperando un retoño suelen surgir las preguntas más variopintas en tu cabeza, desde el "¿será como el padre de...?" al "¿tendrá la…de la madre?", sólo hay que completar los puntos con las maravillosas cualidades de los progenitores. Todas ellas se traducen en una respuesta, inesperada siempre por mucho que nos hayamos dedicado a imaginar el genio y figura que incorporaremos a nuestra casa.

Dentro de nuestra corta experiencia como padres Jedi y "amigos de", nos hemos encontrado muchos tipos de bebés, cada uno con sus particularidades pero todos muy bonicos como suelen decir las abuelas (aunque por dentro muchas veces den gracias por no tener uno así o recen porque se les pase al suyo). Así que nos hemos permitido el lujo de hacer una clasificación de ellos. Es posible que en este juego, como en todos los de cartas, nos haya tocado una combinación de ellas, real como la vida misma porque si hay algo que es verdad es que no hay dos bebés iguales.

Hagan juego...

Si hay alguien por aquí que juegue al Hearthstone le resultará familiar la puntuación de las cartas y colores, para los que no, una explicación fácil, sencilla y para toda la familia:
  • Diamante (puntuación arriba izquierda): Coste de la carta, vamos cuanto mejor es la carta más cuesta.
  • Espada (puntuación abajo izquierda): Ataque del bicho hacia nuestra persona.
  • Gota de sangre (puntuación abajo derecha): la vida que nos queda cuando nos toca esta carta.
  • Carta dorada: es la releche.
Después de todo esto sólo nos queda catalogar a nuestros churrumbeles:
CHEWY: Chupatetas, tragaldabas, explosiva e insomne.
PIXEL: Koala, tragaldabas, asilvestrao, avispao e insomne.


Resumen de nuestra partida de cartas, estamos jodidos de vida pero siempre nos quedará la comida.

lunes, 11 de mayo de 2015

Hormi

No estamos muertos no - aunque pudiera parecerlo por la frecuencia de nuestra pequeña morada - ni tampoco estamos de parranda - ojalá pero más allá de la fiesta que nos dan los pequeños aprendices de magos aquí no cae otra - pero lo que sí estamos es tomando cañas olerele lele. ¿Por qué? Pues muy sencillo, porque hemos derrotado al mago tenebroso, aún no nos lo creemos y estamos dando palmas con las orejas a ritmo de Peret mientras rezamos porque siga así.

Muchas fueron las ideas que nos disteis en el post anterior allá por Marzo (miles de gracias a los que aún seguís pasando por aquí), así que nos planteamos fecha tope puente de San Isidro y fuimos pensando qué estrategia seguir para derrotarle. Sin embargo, el destino es caprichoso y cuando menos te lo esperas allá que se presenta delante de tus narices la poción perfecta o en este caso, el ser adecuado: una hormiga. ¿Quién nos iba a decir a nosotros que algo tan diminuto podría ayudarnos tanto en nuestro dilema? Pues sí, he aquí el cuento de cómo una pequeña amiga que paseaba tranquilamente una mañana de domingo, se convirtió en la heroína de unos pobres padres frikerizos.

Érase una vez una niña llamada Chewy que jugaba en el jardín de los abuelos una apacible mañana de domingo. Tras dedicarle horas a la plastilina, las marionetas y el balón, decidió encarnarse en Rick Moranis y al más puro estilo Wayne Szalinski sin suspensión, se dedicó a peinar el césped en busca de seres diminutos y bichos. Lo primero que encontró fue un saltamontes, al cual le pinchó con su dedito para verlo saltar de hoja en hoja y cuando éste se escapó, fijó su mirada en una pobre hormiga que zascandileaba por allí respirando aire puro. No era una hormiga cualquiera, por supuesto, al igual que en la película se trataba de Hormi, la pequeña hormiga que ayuda a los niños a llegar hasta su casa (le encantó la película).

La joven padawan siguió a Hormi durante un rato para ver a qué se dedicaba y, con un alarde de delicadeza envidiable, posó su dedo índice encima de ella para cogerla. Hormi, que no estaba digamos...encantada, se revolvió un poco pero al final se dejó llevar por la giganta y terminó en un cubo de arena medio lisiada. Chewy presentó a su nueva amiga a toda la familia y al ver que no se movía demasiado (estaba más pallá que pacá), le comentó a su madre que estaba malita y que tendría que curarla en casa. Tras 160 km con el cubo entre las manos y el cadáver de la pobre Hormi, Chewy llegó a casa muy feliz porque la iba a curar, depositó el cubo en el salón y fue a por su maletín de doctora. Al volver realizó sus rituales de sanación y le dijo a la hormiga que le regalaba su chupete para que se lo quedara, puesto que era la única hormiga que no tenía chupete, momento que su madre aprovechó para decirle que, por semejante acto de valentía y generosidad, aparecerían unas hadas para hacer chiquitito el chupete y dárselo a Hormi y así que pudiera volver con sus padres volando a Cuenca.


La pequeña se quedó muy contenta y se fue al parque a pasar la tarde, cuando volvió su querida amiga ya no estaba y ella gritó a los cuatro vientos que se había ido a dormir con sus papás. Sus padres le dijeron que así era y que al día siguiente Hormi volvería para traerle un regalo muy guay por todo lo que había hecho por ella, pero sobre todo por regalarle lo más preciado de su vida, su chupete frikerizo. Llegó la noche y Chewy empezó a quedarse dormida y por supuesto lloró, lloró por su pérdida un rato largo y les dijo a sus padres "Estoy muy triste porque no quiero dormir sin chupete", tal cual. A la madre se le hizo un nudo en el estómago por su bebé grande, pero hizo de tripas corazón y le contó el cuento de cómo Hormi se convirtió en la hormiga más feliz por el regalo más grande y bonito que le podían haber hecho. Y así, se quedó dormida.

Al día siguiente al salir de la guardería, Hormi fue a recoger a Chewy (otra hormiga que la loca de su madre se dedicó a recoger de los arbustos del trabajo ante la atenta mirada de la gente fumadora del edificio). Iba dentro de una cajita, pero esta vez acompañada de su hermana pequeña a la cual las hadas le habían regalado el resto de chupetes de casa. Ambas habían venido a recoger a la niña para traerle su regalo, una tipi y unos cuentos para leer dentro, regalo que estaba a buen recaudo a la espera del gran acontecimiento. Cuando llegamos a casa allí estaban sus paquetes y ella con una sonrisa de oreja a oreja. La hermana se fue corriendo de la caja pero Hormi se quedó con Chewy a jugar, otra vez dormida después del zarandeo de la caja, "es una hormiga muy dormilona" como bien decía su amiga giganta sonriendo. En la hora del baño, se despidió de ella y al salir, ya no estaba, había vuelto con sus padres, sus hermanas y sus chupetes.

Y así fue como una pequeña hormiga, bueno dos en realidad, nos ayudaron a salir de este meollo. Desde aquí nuestro más sentido agradecimiento a la vida de estos pequeños seres que le han dado a nuestra padawan un final inmejorable para su amigo. Hoy segunda noche sin un llanto, esperemos que siga así.