lunes, 17 de febrero de 2014

Siguiente nivel

Si estáis leyendo este post es que hay algo de frikis en vuestro interior, por lo que no os extrañará que os diga que la vida es como un videojuego, nunca sabes lo que te va a tocar. No, eso es Forrest Gump y sus bombones, pero sí, nuestro día a día lo podríamos comparar con cualquier pantalla de algunos de nuestros juegos clásicos y veríamos que está plagado de similitudes, léase:

Como todo buen jefe, Bowser
lleva traje y corbata
Te levantas por la mañana con la barra de energía al máximo. A media mañana un buen power-up (yo tomó café, pero los hay que le dan a las setas) para poder acabar la primera fase del día. Como siempre, cuando estás agotando esta primera pantalla, te encuentras al jefe final Bowser al que tienes que vencer para poder llegar a la comida, si no lo consigues estarás repitiendo esta pantalla hasta fenecer de sopor. Es recomendable usar algún truco para pasarte al jefe final si ves que puedes tener poblemas, si pulsas A+B+C+arriba+abajo+select+select el marrón pasa a tu compañero de delante, no dejéis de probarlo.

Una vez superada la primera pantalla pasamos a la siguiente, comer de tupper.  Todos corriendo como locos para coger sitio en el comedor con 2 mesas y 8 sitios para poder comer antes de las 5 de la tarde. Estas carreras son dignas de la mejor de las partidas de Super Mario Kart, no tiramos caparazones, pero algún pedete para quitar las ganas de comer a los que vienen detrás si que les dejamos.

Después de comer y con la barra de energía al mínimo, gastamos las últimas horas que nos quedan de trabajo pensando en la última y terrorífica pantalla de este nivel que es el día laboral, el Metris. Es decir, te conviertes en una pieza más de ese juegazo ruso pero en el Metro, y lo malo es que te toca encajar siempre entre dos piezas en las que la higiene personal brilla por su ausencia, así que estás deseando completar la linea para salir de ahí y llegar a casa, sano y salvo, o casi. Ya en casa estarán esperándote un par de setitas (mi mujer y mi hija, no piensen en pechotes gorrinos, que también), que te vuelven a dar la vida para poder aguantar la dura jornada que te espera al día siguiente y el final del día.

Siendo padre, aún te queda la recta final de este nivel, donde tendrás que darlo todo para el juego con tu pequeña seta - ilusionada de verte y enseñarte alguna cosa -, su baño - con sus consiguientes chapoteos y alguna sorpresa -, la cena - donde poder contar qué tal el nivel de hoy - y finalmente calmar a la fiera para que pueda descansar en su tubería. Y si ya rozas las habilidades de un súper padre, aún querrás sacar una estrella extra para compartir algo con la seta mayor, todo un reto de nivel.

Este sería un día en este maravilloso y singular nivel en el qué vivimos, sorprendente cada día pues las pantallas cambian a una velocidad de vértigo haciéndote pasar a otros niveles. Nosotros pretendemos pasar al siguiente nivel, ¿cómo? aquí el resumen:



Por si acaso alguien todavía no lo ha pillado, inauguramos esta centena con una noticia noticiosa, Mrs P. tiene un pequeño Pixel creciendo en su interior. ¡¡¡¡¡Madre mía que pronto seremos cuatro!!!!!

viernes, 14 de febrero de 2014

Quién me iba a decir...

Entrada número 100 del blog, y ¿qué mejor que dedicarla a nuestra experiencia siendo padres frikerizos? Pues hacerlo por partida doble y con las cosas que nos han sorprendido, tanto de nosotros mismos como de Chewy, para eso el blog es de los 3 y queríamos reflejarlo en esta entrada tan redonda. Lo fácil sería hablar en primera persona, pero no, como nos gusta recochinearnos el uno del otro y decirnos la cosas bonitas también, pues nos hemos dedicado a pensar lo que nunca nos hubiésemos imaginado del otro. Nos ha costado escoger solo unas cuantas cosas porque la verdad es que cada día salimos con alguna diferente y sorprendente, lo que viene siendo la aventura de tener un miniser en la familia.


Mrs. Pacman
Mr. Pacman

Quién me iba a decir…que Mr. P iba a aumentar sus niveles de paciencia: empezamos fuerte juas juas. Aún recuerdo cuando estando en algún restaurante me saltaba con alguna frasecica de "madre mía que maten a ese niño o voy yo", también era bastante típico que se diera con una mesa y se liara a palabrota limpia a ponerla a parir. Fue llegar Chewy y que las tragaderas aumentasen, pobre mío, se me ha ablandao.


Quién me iba a decir…que Mr.P iba a dejar una película a la mitad: cansino por naturaleza con las películas que quería ver, me obligaba a verlas y no dormirme mirando de reojillo. Ahora el pobre no aguanta el asalto y a las 12 está en la cama, llevemos media hora o 10 minutos de película, hasta en 3 días las ha visto.

Quien me iba a decir…que Mr. P iba a regalar su consola: El pobrecico mío, después de meses tras que naciera la padawan jugando 10 minutos si llega, decidió dársela a su hermano tras ver que se rompía la suya, sequía total de videojuegos durante 1 año. Menos mal que todo tiene su fin y sus majestad la reina maja este año le ha regalado otra.


Quien me iba a decir que…Chewy iba a ser tan linda: esto puede sonar a tópico de madre, pero con la tabarra que dio la ginecóloga con que era grande y tenía cabezón, yo ya me imaginaba que iba a tener al hermano jabalí de Mr. P con coletas. Debe ser que ha salido a su madre jajejijoju, nada más lejos de la realidad, la maldita roedora se parece y mucho a su padre, a pesar de mis genes morenos.

Quién me iba a decir…que su madre iba a aguantar que fuéramos 3 en la cama: En ese monopolio femenino que era nuestra cama, en la que campaba a sus anchas por más de dos tercios de la cama y aún le faltaba sitio, resultaba difícil de creer que otra persona más pudiese dormir. Pues sí, ahora el reparto queda 50% para la peque 50% para la madre y yo he aprendido a levitar, porque dormir en el suelo es muy incómodo. El maestro Yoda estaría orgulloso de mi.

Quién me iba a decir…que Mrs. P iba a ser la floja: Todo carácter con su hermana pequeña a la que prácticamente ha criado ella con mano férrea. Ahora resulta que a su hija la consiente más que los abuelos si me descuido, menos mal que estoy yo ahí para meterlas a las dos en vereda, que sino esto sería la casa de tócame Roque.

Quien me iba a decir…que Mrs. P se iba a enganchar a las redes sociales: Por increíble que parezca, un año antes de que la pequeña Chewy llegase al mundo, intenté introducir a la señora en twitter. A la semana ya no tenía ni la aplicación instalada. Y quien me iba a decir a mi que un año después iba a tener que pellizcarle una teta para atraer la atención hacia mi.

Quien me iba a decir que…iba a suplicar a la pequeña que se calle: Si señores, con tan solo un año y medio y una capacidad de verborrea digna de un hortelano en hora punta en el mercado, hace que sea imposible tener una conversación civilizada en esta casa, porque como su padre, opina de todo y siempre tiene que llevar la última palabra.

Podríamos poner muchas más, sobre todo cosas que nos han sorprendido y emocionado de nuestra criatura, pero quedaríamos como padres pedorros y ñoños, cosa que somos pero que nos guardamos para la intimidad. Además que todo el mundo sabe que nuestra niña es la más guapa, lista y rebonica de todos los universos, conocidos y desconocidos.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Dos hermanas

LaMayor nació en la primavera de 1950, la primogénita, el ojito derecho de la madre. Seis años después, y traída por otra primavera, apareció LaPequeña, una niña que seguiría sus pasos muy de cerca. A pesar de los años de diferencia, las hermanas siempre fueron las hermanas, muy muy parecidas. Vivían en Madrid y pasaban sus veranos y algún que otro fin de semana en un pueblecito de Cuenca donde sus padres tenían una casa.

Ambas encontraron a sus medias langostas siendo unas niñas, una en Madrid y otra en el pueblecito, hecho que sin duda marcó los siguientes años. LaMayor se convirtió en madre, construyendo una gran familia con 3 niños maravillosos, sobrinos a los que LaPequeña colmaba de regalos de su trabajo, con los que pasaba vacaciones e iba a todas partes, era la tía guay. Dos años después, atraída por su destino, LaPequeña abandonó el hogar de sus padres para formar el suyo propio a 165 Km de distancia, ambas seguían manteniendo su relación vía teléfono y alguna que otra visita. Pronto llegaron dos sobrinos para LaMayor, convirtiéndola en la tía de Madrid, la única e irrepetible.

Pasaron los años, cada una en su ciudad pero siguiendo vidas paralelas, madres, amas de casa y mujeres que vivían por y para su familia. La crueldad de una muerte muy temprana, la de su padre, las unió para apoyar a su madre e intentar reflotar una situación totalmente inesperada. Los viajes a la capital por parte de la familia de LaPequeña se hicieron más constantes, hecho que sin duda encantaba a todos los sobrinos y aunque no lo dijera pero sí lo demostrara, a la pobre abuela. Esos ratos juntas merendando en casa de LaMayor o paseando por la calle de Alcalá, mientras los niños jugaban en la sala de estar a la Master System, al Hotel o a las tinieblas, eran memorables, sin duda un soplo de aire fresco para ambas hermanas. Por no hablar de todas aquellas navidades cenando en casa de LaMayor y disfrutando de su maravillosa cocina, con Martes y Trece de fondo y acostándose a las tantas, gran cantidad de momentos irrepetibles. Once años después, y sin que nadie la esperara, llegó el bebé de la familia para todos, la última hija de LaPequeña, cerrando así el círculo de sobrinos, 3 niños y 3 niñas entre ambas hermanas, parecía que estuvieran predestinadas.

La vida siguió su curso con los mismos viajes, las mismas llamadas, muchas conversaciones entre ellas, grandes acontecimientos como el primer nieto de LaMayor…pero también llegó el día en que su madre no pudo más y se fue para reencontrarse con el amor de su vida. Después de aquello el vacío que quedó fue muy grande, sin embargo, pese a que muchos hermanos pueden tender a distanciarse tras la marcha de sus padres, ellas se unieron mucho más porque ante todo eran amigas.

Los años volvieron a juntarlas otra vez en la capital, LaPequeña se mudaba, cerquita de LaMayor para poder tenerla a mano y disfrutar de compras, tardes de churros, noches de Vips, paseos por el barrio y conversaciones de lo divino y lo humano. Tras un par de años de tranquilidad, empezó la tormenta para LaPequeña, la familia atravesaba un golpe duro pero ante todo sabía que podía contar con su hermana mayor, y así fue en todo momento, la una para la otra. Salvaron el bache como pudieron y tiraron hacia delante, mirando a un futuro con la alegría de las bodas de sus hijos y nuevos nietos en la familia para ambas. Un aire rejuvenecedor sin duda y allí estaban ambas las primeras, en todo momento para apoyar a sus hijos y ayudar en todo lo que estuviera en su mano.

Desafortunadamente, la vida es como es, y tal día como hoy hace 2 meses nos enteramos que LaMayor tenía un cáncer que se había extendido sin avisar. Como siempre, nos unimos para sacar la mejor de las sonrisas y tirar hacia delante, vislumbrando un rayo de esperanza que se desvaneció por completo en cosa de días, abandonándonos hace un mes exactamente. Caímos fulminados ante semejante horror, sin poder hacer nada y preguntándonos cómo habíamos llegado a esto, por qué a ella con todo lo que le quedaba por vivir y siendo como era, por qué así tan rápido sin ninguna posibilidad de lucha, mil y una preguntas sin respuestas.

Ante esto poco más os puedo contar, la familia intenta levantarse como puede, su marido, hijos y nietos sin la mujer, madre y abuela que les cuidaba y estaba pendiente a cada segundo de ellos; LaPequeña, mi madre, haciéndose a una vida sin su mejor amiga; sus sobrinos, sin la única y mejor tía que jamás han tenido; todos aprendiendo a vivir sin ella. Siento que la vuelta al blog sea con esta entrada, pero queríamos dedicarle un rincón a ella y empezar a mirar hacia delante aquí también.

Nada mejor para acabar que decirte que estés donde estés, todos te queremos mucho y te echamos de menos.