Las diferencias son abismales, con el primero son todo atenciones, charlas con la tripa por la noche, música de Mozart y todos sus primos muertos y demás chufas que practicas encantado como chiquillo con zapatos nuevos después de leer los miles de beneficios. El pobre segundo de momento va a ser más seriéfilo porque ya se ha tragado True Detective, Fargo y Penny Dreadful entre otras, pero lo que es la voz de su padre hablándole directamente la ha oído poco. Es triste pero cierto, aunque yo me consuelo pensando que Chewy me oyó tanto en la tripa que salió cansada ya de mi y por eso ahora prefiere a su madre. A ver si con el segundo no pasa lo mismo.
El tema de la preparación es algo que no echaré de menos porque me formé una idea muy concreta mientras asistíamos en el primer embarazo, la frase es: "Que mierda de preparación ni que leches". Es como si te dicen que te van a pegar una patada en los huevos y que tienes que ir 2 veces en semana durante dos meses a discutir sobre como ahuecar los huevos, ah! y que no se te olviden los 2 tipos de respiraciones en ese momento que te salvarán la vida. Vamos, que con este segundo no cuenten con nosotros. El parto es dolor y ya lo sabemos, luego es muy bonito si, pero duele de cojones (y eso que no lo hago yo pero con verlo en primer plano me hago una idea), así que nunca estaremos preparados.
Otro tema curioso en el primer embarazo fue la alimentación de la anfitriona, estaba vigilada de forma estricta por un servidor, quien cual perro de presa revisaba composición y fecha de caducidad de todo, así como una cata previa para evitar problemas. Ahora esto se ha relajado un poco. El otro día le hice a Mrs P un bocadillo de jamón con sushi y boquerones.
Y es que los que navegáis por este mundo, habréis comprobado la cantidad de gente que escribe sobre cómo prepararte para la llegada de tu primer hijo, o de cómo ayudar a la adaptación de un segundo con su hermanito o hermanita, pero nadie cuenta cómo ayudar a los padres durante este proceso del que ni si quiera son conscientes, esto requeriría sesiones y sesiones de psicología.

En fin, volveremos a dormir en intervalos cortos, los mocos serán un drama y estaremos horas debatiendo y sufriendo el maravilloso mundo de las tomas, es lo que se nos viene encima. Lo bueno es que las cacas apenas huelen comparadas con las de su hermana que parece que come orcos fritos. A todo esto le sumaremos el cuidado de otra niña, el curro y ojalá no tengamos que incluir los tan famosos celos y las rabietas.
Y consciente de todas estás cosas, no veo el momento de tenerlo entre mis brazos.
Mrs. P says: ¡ay madre mía que traigo otrooooooo!