La navidad ya ha llegado, no digo nada nuevo que no hayan dicho los millones de anuncios que hay desde que acabó el verano practicamente, pero es que, a día 18 de Diciembre aún no había calado en mi ser ese sentimiento navideño y eso que la padawan no para de recordármelo cada vez que sale el anuncio de la lotería imitando a Rafael, pa cagarse.
En casa iniciamos los rituales navideños en el puente de la Constitución, día en que mi hermana viene a casa, ponemos el árbol, escuchamos villancicos varios, hacemos el mongolo bailando y de paso merendamos o desayunamos como jabalíes, eso no puede faltar. A partir de este momento se suceden una serie de acontecimientos que forman parte de la parafernalia de cada año, léase:
Se acaba el año y parece que se acaba el mundo, aquí somos muy orcos y no podemos faltar a una
comidaca, ya sea de navidad, de cumpleaños o de porque me sale de los huevos, así que la navidad no iba a ser menos.
Empiezas con las de los
amigos, que si los que están aquí, los de allá, los que no ves más que por estas fechas… total unas 3-4 comidas/meriendas/cenas.
Luego súmale la de los
compañeros de trabajo, ésta para mí es la peor sin duda ¿por qué? pues porque por mucho que te empeñes en sentarte con la que te llevas bien, siempre te toca con la jefa con cara de lechuga con la que no te apetece ni una mierda comer, así que allí estás tú dorándole la píldora y diciéndola que el embarazo le ha sentado de maravilla, aunque tenga cara de troll y las tetas en la campanilla, aún me pregunto cómo pudo comer.
Y para acabar con el paquete llegan las
familiares, éstas darían para un blog entero de anécdotas. Nos solíamos cuadrar para cenar/comer con unos abuelos/tíos en Nochebuena y luego con los otros en Nochevieja pero no sé qué coño ha pasado este año que se me plantan todos en casa en Nochebuena y luego todos a casa de mis suegros para la otra, T-O-D-O-S, aún estoy preguntándome qué he hecho para llegar a esto y todo me lleva a lo mismo, procrear. Veremos lo que sale de ahí.
Llegamos al temido momento,
comprar regalos pa to quisqui. Desde hace unos años hemos adquirido la "buena costumbre" de hacer carta a sus majestades y digo buena porque cada año me cago más en la maldita carta. Resulta que se me olvidó ponerle la coletilla de "regalos posibles" y lo que me encuentro cada año es una carta para un superhéroe ricachón de éstos porque lo que piden son imposibles. Empezando por Mr. P y sus cacharros y acabando por mi querida hermana y la réflex, vamos una gozada de deseos, todo lo que se salga de ahí ya sé que les hará menos ilusión, así que me las tengo que ingeniar para buscar algo que quieren pero que no han puesto en la maldita lista. Ya he dicho que para el año que viene se acabaron.
Además de éstos que piden que me arruine, están mis padres/suegros, que te vienen con la frasecica de "
si no me hace falta de ná, sólo vosotros" y ya te dejan claro que lo único que quieren es tenerte ahí todas las navidades. No nos engañemos, que menuda cara de cordero degollao me ponen cuando sacamos los regalos, esos que has tenido que rebuscar hasta última hora porque tienen de todo. Y sí, soy de las que el día 5 de Enero sigo buscando algo, cada año el mismo desastre.
Ya para terminar con las buenas costumbres navideñas, tenemos las de la
listas de propósitos. Esto es como las colecciones que empiezan a anunciar el día 1, empiezan pero no acaban. Aún así parece que nos cuesta admitirlo y cada año cometemos el mismo error, repaso de todo lo que hemos hecho, ver lo que hemos cumplido, poner excusas para lo que no hemos hecho o simplemente no recordarlo y poner otra maldita lista de cosas que queremos hacer. Como somos masocas el año pasado las apuntamos en el blog, podéis ver el resumen en la
entrada anterior, una pena. Eso sí, este año también va a ser el fin, no vamos a hacer ninguna lista ¿pa qué? si ahora tenemos la mejor excusa de todas para decir que no hemos cumplido, somos padres y no tenemos tiempo más que para ellos, así que con eso nuestro ego está salvado y nuestra conciencia también porque somos los mejores padres sacrificados del mundo mundial, ni adelgazar, ni empezar un proyecto nuevo, ni aprender un idioma…"¡na de na!"
Vamos que después de pasar estas fechas deberíamos ir todos juntos a terapia, sobre todo porque después de todo me encanta la navidad.