El otro día hablando Mr y yo de la vida y milagros de los veranos y echando la vista atrás, se me ocurrió preguntarle: "¿Qué te viene a la cabeza si te pregunto por tus veranos de mozo? Tres cosas rápidas y por qué", esto es como el juego de las preguntas rápidas de Friends, no vale pensarlo mucho porque seguro que hay imágenes que nos vienen fácilmente a la cabeza y que las relacionamos con el verano de nuestra juventud, pueden ser tontunas pero son de nuestros veranos. Y así fue como nació el post de hoy, un post nostálgico, pero que tiene cabida aquí para despedir nuestro verano.
Mr.
Mi verano se puede resumir en una palabra: campo. Ya sea porque la gran parte del verano me la pasaba en el Pinar con mis amigos, o por las numerosas excursiones que hacia con la familia y amigos con los todoterrenos.- Desde que tengo uso de razón íbamos a la piscina del pinar, un pinar a las afueras de Cuenca. Allí predominaba el deporte al aire libre con los amigos, sobre todo fútbol y ping pong, pero en la tradición se imponía la natación y la practiqué durante años hasta que dejé la competición, como todo aquello que te imponen, en cuanto tuve la oportunidad. Éramos un grupo muy poblado de amigos con los que ahora por la distancia apenas tengo relación, pero cuando vamos a ver a los abuelos y coincido con alguno vas corriendo a abrazarlos como a un hermano que hace tiempo que no ves, porque con verlos recuerdas aquellos días en los que todo era diversión y cosas nuevas.
- Las excursiones al campo han sido una contestado a lo largo de mi infancia y adolescencia, pero en verano se convertía en un hobbie semanal. Me encantaba sobre todo cuando íbamos a excursiones por el río y recorríamos el cauce equipados con unas Jhayber viejas para no dejarnos los pies con los cantos. Y en cuanto veíamos una poza buscábamos una sitio alto para saltar como descosíos y sin ningún miedo, ahora no se si lo haría, la edad nos hace prudentes. Me encantaban las acampadas con los amigos y como nos dormíamos de agotamiento después de horas de diversión y pedos en la tienda (humor juvenil, ya me entendéis).
- Salir después de cenar a las pistas de la urbanización donde viven los abuelos era una costumbre instaurada. Allí principalmente nos dedicábamos a hablar, zanganear y alguna que otra vez acabamos haciendo sesión de cine en casa da alguien echando a los padres del salón.
Commons nala, patalu patalu |
Mrs.
Cuando hablo de mis veranos, hablo de mi abuela, es la primera que se me viene a la cabeza. Llegaba julio y ya estaba deseando irme al pueblo con ella, un pueblo de no más de 50 personas censadas pero que en verano se llenaba de gente de varias ciudades y donde yo estaba con mi abuela la mar de a gusto. En ella y el pueblo se basan casi todos mis recuerdos de verano, era felicidad absoluta.- Las tortas recién hechas en la tahona, calentitas y rellenas de nocilla de dos colores, mmmm...aún recuerdo ese olor. Mi abuela me las traía todas las mañanas que hacían, los lunes y los jueves, y era difícil no comerse varias. Ella las conservaba muy bien además, en la panera, encima de una nevera que era igual de chiquitita que ella o en el mueble del salón, no se ponían duras nunca, tampoco les dejábamos mi hermano y yo jeje.
- Levantarme escuchando unos pájaros pedorros, pedorros porque hacían como pedorretas, y bajar las escaleras corriendo porque estaba a punto de empezar alguna serie mañanera que no quería perderme mientras desayunaba, de La 1 o La 2, porque más no llegaba... Recuerdo varias que me tragaba: Los rompecorazones, Las gemelas de Sweet Valley, Blossom y no me puedo olvidar de Dawson Crece, la etapa espinilla fue intensa.
- Salir con mis amigas después de cenar, era toda una aventura, aunque el destino fuera comerse unas pipas y dar una vuelta por el pilón del pueblo mientras oíamos y suspirábamos escuchando a Bon Jovi en un radiocasete, "loro" en la jerga molona de la época, que había comprado por 11000 ptas ahorradas a golpe de pagas de las abuelos. Eso de llegar a la 1 aprovechándome que mi pobre abuela me dejaba una ventanica que tenía la puerta abierta para que entrase, no tenía precio.