Selectividad

Aunque parezca mentira y más de uno pudiera pensar que estamos en Marzo, siento deciros que no, estamos en Junio, un mes que siempre veré como de fin de curso, lo adoraba porque ya asomaba el veranito y lo temía porque me tocaba enfrentarme a los temidos exámenes finales y a las notas. Conforme vas creciendo (que no haciéndote mayor, yo seré una chavalita de 80 años) te das cuenta que los años de colegio e instituto son de los mejores.

Cualquiera que eche la vista atrás, recordará el colegio y no podrá evitar pensar en excursiones,  cumpleaños chachis con los amigos, recreos jugando con tus compañeros al balón o a la goma de saltar, veranos tirados a la bartola en el pueblo con la abuela o en la playa con los padres…podría pasarme un post entero recordando cosas y sensaciones en mi cabeza. Bien es verdad que cuando llega la etapa de la espinilla el mundo sufre una transformación y todos se vuelven contra ti cuando tú lo único que quieres es estar en tu habitación escuchando música y pensando en el muchachuelo de turno, pero aún así son años inolvidables cargados de experiencias nuevas en todos los sentidos.

Sin duda alguna el cambio llega cuando acabas el instituto, no se si será porque coincide con que cumples 18 años o porque la universidad tiene otro aire pero empiezas una etapa nueva. El punto de inflexión es la temida selectividad, esa prueba maligna ideada por alguna mente dañina cuya única función es establecer una nota que decantará lo que vas a poder estudiar después. Este examen te acompaña durante el último año de tu vida en el instituto, siempre estará la profesora petarda que te diga "si no sabéis esto ya podéis ir pensando en repetir la selectividad", ahí dando ánimos que es de lo que se trata. Me pongo a pensar en ella y todo era presión, estrés, dolor de tripa pensando ¿qué va a caer?, ¿la pasaré?, ¿me acordaré del mierda de Santo Tomás de Aquino o reconoceré la subordinada rebuscada de turno? ¡Ay qué agonía!

Recuerdo aquella mañana cuando llegamos Mr. P y yo a la prueba, ya éramos novietes - esto ya os lo contaré en otra entrada porque el último año de instituto no tiene desperdicio, da para una novela de miedo en el colegio de monjas -  y nos miramos con cara de "está tol pescao vendío, vamos allá". Recogimos nuestros códigos de barras y al lío. Los exámenes fueron toda una aventura, la famosa hoja  de códigos de barras salvaron un ejercicio de física del padre gracias a la generosidad de la empollona de clase que se atrevió a pasárselo y mi examen de dibujo técnico no fue un cero gracias a otro pobre hombre que levantó su lámina para que todos viéramos la dichosa figurita isométrica. Espero que no vengan a por nosotros ahora y nos casquen un cero a cada uno juas juas.

Cuando terminas selectividad siempre te queda el resquemor de qué va a pasar, todo el mundo empieza a compartir resultados de los problemas o qué han puesto en el comentario de texto y tu te quieres morir porque se te ha olvidado poner algo. Eso si, cuando te vas a tu casa te invade una sensación de paz mental y física que hace que a los 5 minutos se te haya olvidado todo. También ayuda la fiesta que te pegas esa misma noche en la que acabas más pedo que Alfredo, porque pase lo que pase ya has terminado y eso cuanto menos hay que celebrarlo. Después con algo de perspectiva te das cuenta que el examen no fue para tanto y que la cagaste en cosas tontas pero bueno apechugas y tiras con lo que sacaste.

Mañana empieza la selectividad en Madrid, hoy la veo desde la barrera pero la sufro otra vez a través de mi hermana y tengo que decir que es casi como enfrentarse a ella o peor, si pudiera allí que me presentaba con ella. Así que la entrada de hoy va dedicada a Shery Bobbins, desde aquí decirte:

Querida tia guay, mucho ánimo para mañana y sobre todo mente fría. Estamos todos apoyándote en la distancia y seguro que va a ir fenomenal, no te estreses que todo está en tu cabeza, positividad ante todo, la padawan te manda toda su fuerza. Como se que no me vas a hacer caso y vas a estar repasando hasta las mil y una, al menos te dejo unos chistacos de Forges para quitarle hierro al asunto y que te vayas a la cama a la de ya!

¡¡MUCHA SUERTE!!