Pero empecemos por el principio. Desde primeros de Noviembre ya sabíamos que algo me estaba rondando, y digo sabíamos porque ambos lo notamos por mis amigas las lolas, como las llaman allende los mares, o las pechugas como popularmente se dejan llamar por casa (a esto se le puede acompañar la cara del consorte mirándolas y diciendo "madre mía hija qué pechugas se te han puesto"). En fin, que así fue como más o menos lo intuimos, pero claro todavía no había hecho el mes y preferimos esperar a ver qué pasaba con esos días que toda fémina disfruta por gracia y obra del señor ovario.
El mes siguió su curso y aquí la menda no notaba nada más allá que lo mencionado, así que a mediados nos plantamos en una boda y no quisimos aventurarnos con nada porque todavía no habíamos hecho prueba y porque tampoco era plan de quitar protagonismo a los novios, aunque estos peinasen muchas canas o no peinasen en el caso del hombre, bodas de oro, un momento precioso. Decidimos hacernos los locos y seguir como si nada, yo no me bebí el agua de los floreros como suelo hacer para amortizar estos eventos pero sí que comí como una cochina jabalí. En ese momento no me di cuenta pero cuando terminamos y vi que había sido la única de la mesa que había probado TODO lo que había pasado por allí caí en la cuenta de que podía ser por eso o porque tenía un agujero negro instaurado en el intestino.
Pasada la semana decidimos ir a por una prueba de embarazo, la compramos y aguantamos hasta la mañana siguiente porque el prospecto decía que era mejor a primera hora, nosotros que estamos mu bien enseñaos esperamos, total ya por otra noche más no nos iba a dar un chungo.
A la mañana siguiente, raudos y veloces, cogimos el test y me dispuse a pasar al baño con poca intimidad, el marido al otro lado de la puerta mientras hacía lo propio. Al terminar pregunta "¿ya está? ¿has hecho bien pis en el palito?" sí, como en el capítulo de Friends (me he acordado de esto durante estos días de gripe que hemos compartido tweets sobre el tema). Así que nada le miré con cara de "¿querías sujetarlo tú?" y ya con eso esperamos al resultado. Conforme se dibujaron las 2 líneas que marcaron el resto de nuestra vida, teníamos una cara de tontacos de aúpa.
Después de eso, pasamos todo el día como agilipollaos, y venga a repetirnos el uno al otro cuando menos lo esperábamos eso de "madre mía qué fuerte qué vas a ser padre/madre". Después de asimilarlo ese fin de semana, decidimos que dadas las fechas, faltaba mes y medio para la navidad, no diríamos nada de nada a nuestros padres y se lo daríamos en plan regalo. Cualquiera que haya pasado por esta situación, mejor dicho, cualquier mujer cotilla que haya pasado por esta situación, se puede imaginar lo que es estar un mes y pico sin decir ni mu a nadie porque claro ¿cómo se lo vas a contar a menganita cuando tus padres no lo saben? Imagínate que se enteran y no por ti, menudo disgusto se cogería mi madre.
Ya tenemos dos bolas pa'l árbol |
Pero vayamos al meollo del asunto, la anunciación a los pastores. Se produjo en dos fases:
- FASE 1 - Padres de la novia: 24 de Diciembre, fun fun fun, hora de la cena. Antes de empezar a tragar sacamos un sobrecito con postal navideña para que la pusieran en la mesa. Mi madre lo abre con cara de "y esto a qué viene ahora…" lo saca y empieza su ritual de marujilla "uuuuuuhhh!!! ay ay ay, no me digas, no me digas, ¿¿¿ero esto es verdad??? ay qué alegría, ay que alegría!!" Enseña la felicitación con la primera ecografía que ya teníamos al resto de la mesa y se echa a llorar abrazándonos como loca. Ni que decir tiene que ya no cenó nada en toda la noche, sí, se la teníamos que haber dado después, pero el padre de la criatura no quería seguir bebiéndose todo por mi y tenía que conducir a la vuelta. La nochebuena se pasó con alegrón de mi madre, lagrimita a escondidas de mi padre y mis hermanos llamando pesada a la abuela, pronto empezaba.
- FASE 2 - Padres del novio: 31 de Diciembre, hora de la cena. Mismo ritual que el anterior, no podíamos esperar más porque mis padres llamarían en cualquier momento para felicitar el año y la yaya que ya lo sabía no aguantaría ni un segundo más sin soltárselo a la consuegra. Así que procedimos con nuestro sobre, parecía un concurso de la tele cuando das un premio, el resultado fue el mismo que el anterior, las cortan por el mismo patrón. Eso sí, la suegra se dio al vino y al cava pa celebrarlo, más feliz que una perdiz. A continuación llamadas a todo quisqui para comentar la jugada… na de feliz año ni leches en vinagre.
Y así hemos pasado ya un año cargado de miles de experiencias para toda la familia, la pequeña ha supuesto para todos una gran alegría y nos ha dado algo que nos venía faltando debido a la situación por la que hemos pasado los últimos 2 años, vida y mucho amor. ¡Gracias mi vida!
Mr. P says: Madre mía, que somos padres! Todavía no me lo creo.
¡FELIZ AÑO! |